Dentro de los elementos de seguridad que posee nuestro vehículo, su sistema de frenado es primordial. Los componentes que lo forman requieren un mantenimiento y sustitución periódica, como los discos y las pastillas. Son materiales de fricción, por lo que están sujetos a un desgaste periódico, siendo importante realizar un recambio de frenos con el tiempo.
Mantenerlos en perfectas condiciones nos asegurará un funcionamiento óptimo que nos aportará una mayor seguridad en la conducción. Todos ellos vienen con indicadores que nos permitirán estar atentos a su estado para su sustitución.
Información referente al recambio de frenos
Por regla general se recomienda al usuario revisar los frenos cada 15/20 mil kilómetros, pero si se detecta alguna de las siguientes señales durante el uso del vehículo puede ser debido a un desgaste:
- Aparición de grietas en la banda de frenado
- Ruidos durante la frenada
- Vibraciones
- Signos de sobrecalentamiento
Revisión
Para las pastillas, basta con observar a través de la abertura de las pinzas de freno el testigo que marca en la propia pastilla su límite de desgaste. El nivel del depósito específico para el líquido de frenos en el vano del motor también sirve de indicativo. Cuando se observa que el hidráulico ha descendido hasta la marca del mínimo, es indicativo de que las pastillas están llegando al final de su vida.
En cuanto a los discos, notar vibraciones al frenar o sentir marcas en su superficie es una señal de su deterioro como hemos dicho antes.
Si utilizamos discos de baja calidad aumentaremos las posibilidades de tener problemas en la frenada y de causar un mayor deterioro en la pastilla. Lo mismo sucedería al emplear una pastilla de baja calidad. Todo ello reduce la seguridad de los tripulantes del vehículo.
Duración
Hay que mencionar que siempre que cambiemos los discos se deben cambiar las pastillas. Sin embargo, podemos cambiar las pastillas sin necesidad de cambiar los discos de freno. Los discos suelen durar tres veces o más que las pastillas y suelen necesitar ser sustituidos entre los 100.000 y los 120.000 kilómetros. Las pastillas tienen un desgaste más rápido, por lo que es normal que tengan una mayor tasa de sustitución.
Mantenimiento
No es nada recomendable realizarlo uno mismo, se trata de un elemento muy importante para la seguridad de los ocupantes del vehículo. Es mejor que lo realice un mecánico bien cualificado en un taller con las herramientas necesarias y la experiencia requerida.
Posterior al recambio de frenos
Hay otros componentes en el sistema de frenado de los vehículos que también se sustituyen, pero no es debido a un desgaste por fricción, sino a una rotura puntual. Al sustituir los discos y las pastillas es necesario realizar un breve periodo de rodaje. Suele rondar aproximadamente los 300 kilómetros.
Durante este periodo, se debe realizar frenadas breves y suaves que permitan una alineación correcta de la superficie de las pastillas que está en contacto con el disco. Si realizamos un mal rodaje podríamos provocar un desgaste irregular de los componentes y poner en peligro las prestaciones del sistema de frenos recién cambiado.
Cuidar de los frenos
En cuanto a la conducción, dependiendo de nuestro podremos retrasar bastante la sustitución de los elementos de desgaste del conjunto de frenos (pastillas, discos, forros, tambores, líquido, bomba…). Lo mejor lección es adoptar una conducción suave, sin fuertes aceleraciones y frenazos, también llamada eficiente. Esto nos permitirá ahorrar no solamente combustible sino además neumáticos y frenos.
A la hora de frenar, es mejor pisar con decisión el pedal al principio y soltarlo progresivamente de menos a más. Es bastante más recomendable esto a tener que mantener mucho tiempo pisado el pedal. Es una técnica de conducción deportiva que hace más eficaz la frenada, además de evitar el desgaste y el sobrecalentamiento del sistema de frenos.
Y también hay que aprovechar siempre que se pueda el conocido como freno motor, reduciendo la velocidad engranando una marcha inferior, por ejemplo al bajar un puerto, preservando los frenos para cuando haga falta detener el vehículo y alargando así la vida de sus componentes.
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